Educación en Crisis: Carta abierta de docentes y educadores/as
No habría cultura ni historia sin innovación, sin creatividad, sin curiosidad,
sin libertad ejercida o sin libertad por la que luchar cuando es negada
Paulo Freire, «Pedagogía de la indignación»
Educación en Crisis: Carta abierta de docentes y educadores/as
Estas líneas colectivas representan una mirada de indignación común de quienes nos expresamos en ellas, de frustración ante lo que vemos y vivimos; procuran mostrar que hemos sido agredidos/as y que no es posible seguir adelante como si nada hubiera ocurrido.
Toda educación siempre debe entenderse en el contexto de la cultura de la que forma parte.
La formación de docentes es, antes que nada, un acto de enseñanza: las acciones institucionales son actos de enseñanza; forman personas que van a formar docentes de educación inicial, primaria, secundaria, técnico profesional y de educación social; nos predisponen para determinadas relaciones de enseñanza u otras; validan, habilitan, prohíben y perpetúan determinadas prácticas educativas.
El Consejo de Formación en Educación (CFE), como subsistema de la ANEP, donde se forman docentes para trabajar en enseñanza inicial, primaria y media, maestros, profesores técnicos, educadores sociales, tiene un rol importantísimo en la educación pública, laica y autónoma. Por ello entendemos que debiera también de tener real participación de estudiantes y docentes en su gobierno; así como jerarquizar las Asambleas Técnico Docentes, los Consejos y Áreas Académicas-disciplinarias.
Hay ideas y principios que se reiteran en nuestra cultura educativa nacional que tienen relación con la educación pública, gratuita, laica y autónoma; así como la idea de participación de estudiantes y docentes en sus órganos de administración, el ingreso de estudiantes sin limitaciones, el ingreso por concurso de sus docentes, la libertad de cátedra y la libertad de agremiación de sus actores (estudiantes, docentes, funcionarios técnicos-administrativos-de servicios y egresados/as).
Es real también que cada cinco años transitamos por estos períodos de incertidumbre, cambios en los planes y programas, cambios en los perfiles de egreso, eliminación o aparición de asignaturas y por ende de fuentes laborales, cambios en las formas de evaluación, de los planes y programas, etc; que repercute directamente en actuales y futuros/as docentes y estudiantes.
A modo de ejemplo, el Área Sociológica contaba con cuatro asignaturas, hoy cuenta con dos, una de ellas semestral. El Área Pedagógica, cursos que antes se dictaban con un claro enfoque específicamente sociológico y pedagógico han pasado al área del Derecho, reorganización que implicó una reducción de la misma y un enfoque con énfasis en otros aspectos. Sin dejar de consignar la desaparición de disciplinas con una historicidad marcada como: Historia de la Educación, sustituida por la insulsa: “La educación y sus transformaciones en la historia”, reducida a un semestre; y Sociología de la Educación, no sustituida por ningún curso, simplemente sacada de la currícula.
Pedagogía tenía dos años y pasa a tener uno, como Filosofía de la Educación y Epistemología que ocurre lo mismo. No queremos dejar de mencionar la desaparición de los seminarios de DDHH, Referentes de Educación sexual integral, seminarios de Dificultades del Aprendizaje, entre otros; repercutiendo en la calidad de la educación, debilitando la formación profesional y restringiendo oportunidades laborales y de formación.
Para dar clases en este subsistema hay tres vías de acceso: el concurso (escaso y muy distante en el tiempo), el llamado a aspiraciones y, cuando quedan cursos sin cubrir, se realizan llamados abreviados en cada centro.
Algunas anomalías que se reiteran en CFE y en nuestra cultura nacional (al igual que en otros organismos del Estado donde no existen concursos ni llamados para el ingreso de sus funcionarios), tienen que ver con aquellas oportunidades en las cuales se cambian los criterios de evaluación de quienes nos presentamos a concurso, luego de habernos presentado a los mismos, viciando el proceso, su transparencia y las garantías que debería ofrecernos a toda la población, lo que también repercute en la calidad de los funcionarios docentes, técnicos, administrativos y de servicios.
Entendemos que la administración debería ofrecernos un proceso de concurso realizado con la mayor de las transparencias y garantías, para evitar repercusiones negativas en la calidad de la educación.
Hemos constatado que en los llamados y concursos 2024, el proceso de selección ha estado marcado por vicios administrativos, falta de transparencia y arbitrariedad. Desde el año 2019 que no se realizaban, en 2024 el llamado a aspiraciones presentó severas irregularidades: cambios de criterios de evaluación después de iniciados los procesos, tribunales conformados con conflictos de interés, letras chicas no especificadas con claridad, desgloses de puntaje no claros, criterios diferentes en cuanto al “grado de afinidad en el campo disciplinar”, diferenciación de puntaje según título docente de maestro/a o profesor/a, apostillado de títulos universitarios emitidos en instituciones del exterior (no aclarando lista habilitada por el MEC dentro del MERCOSUR que no requiere apostillar), criterios de evaluación de los cursos por créditos (en el entendido de que es un parámetro académico internacional que cada 15 hs de curso es 1 crédito académico, y en caso de ser menor debería de ser proporcional), entre otras irregularidades que hemos constatado al cotejar entre colegas nuestros desgloses. Estas situaciones coartaron la garantía de acceso equitativo a los cargos y vulneraron los derechos de los postulantes, generando ciertas desconfianzas académicas.
Queremos denunciar a su vez la precarización laboral que ya existía en el CFE pero que se agudizó con esta reestructuración dentro del marco de la transformación educativa 2023, dirigida por la administración del Profesor Víctor Pizzichillo. La misma perjudicó a un gran número de colegas. El CFE impuso la Unidad Horaria de Desempeño Docente (UHDD), que obliga a completar un mínimo de 10 horas para poder ejercer. Esto ha dejado a cientos de docentes interinos sin trabajo o forzados a tomar materias fuera de su especialidad, deteriorando la calidad académica, y por lo tanto a los y las estudiantes. Incluso en algunos casos teniendo que renunciar a grupos por no llegar a conformar las 10 hs de trabajo.
Queremos denunciar el criterio para la elección de horas. El proceso de elección de horas se ha convertido en una disputa desleal, agravada por decisiones arbitrarias y cambios de último momento, que en algunos casos fueron tomadas por el Presidente del CFE y en otras por las direcciones de los Institutos. En algunas instancias, se han utilizado listas distintas en la misma región, se han suspendido elecciones tras horas de espera, dejando a docentes sin garantía laboral, se ha llamado a elección de horas sin listas ratificadas, etc.
La inestabilidad y la falta de criterios claros han convertido este proceso en un acto deshumanizante, fomentando la precarización y la división entre colegas.
Si hay una actividad que nos distingue como seres humanos, es la educación. La reflexión autocrítica y la reparación de los daños (cuando es posible) también es un acto de enseñanza que nos vincula en un compromiso profundo con acciones humanistas. Las autoridades actuales (2020-2025) del CFE han demostrado con creces la intencionalidad de sus acciones, muy distantes del trato digno que nos merecemos los seres humanos como tales. Estas acciones, a su vez, han superado la capacidad de resistencia de la Consejería Docente en CFE y del propio Sindicato de Docentes de Formación en Educación, a pesar de las reiteradas y oportunas advertencias de la Mesa Permanente de la ATD del CFE.
Podríamos seguir complementando a este planteo, diversas irregularidades en mecanismos de llamados y situaciones de otras/os colegas en otros subsistemas de la ANEP. Lo que les decimos a quienes definieron estos nuevos rumbos es que vamos a tener memoria.
Estamos en las puertas de posibles tiempos de cambio. Las nuevas autoridades que ingresarán al CFE tienen la oportunidad histórica de comenzar distinguiéndose de sus antecesores en su compromiso humanista con la educación de nuestra sociedad y con la dignidad humana. Es por esto que hacemos este llamado a la memoria y a la acción. Esta situación de atropello debe quedar registrada en la memoria colectiva. Por quienes se quedaron sin trabajo, por quienes tienen un subempleo y por quienes vienen detrás y les tenemos que dejar un legado. Para quienes han sido desplazados, para quienes sufren la precarización y para las futuras generaciones de docentes, es fundamental denunciar y resistir.
Exigimos un sistema justo y transparente.
Colectivo de Docentes del CFE de: IFD de Canelones, IFD de Pando, IFD de la Costa, CERP del Sur, IFD de Trinidad, IFD de Durazno e IFD de Salto.
